sábado, 11 de mayo de 2013

Entre pestañas


Creo en el relativismo. La vida en sí, creo yo, es más efímera aún que el origen del universo, más subjetiva incluso que el mismo relativismo, más tonta que aquel que cree que Nicolás Maduro ganó las elecciones sin fraude. Las personas son relativas y uno es más relativo que otro por la Soledad Rodríguez que tiene en su interior. Cada uno lleva una distinta y es ella quien rige su belleza.

Todos son mortales terrícolas que coincidieron en un mismo tiempo, lugar o circunstancia al caminar. Pero el grado de importancia varía. Con algunos solo cruzarás miradas mientras lloras por la ausencia de otros y, pues, en mi escala personal, tú llevas la delantera. Si fuera un cuadrangular, vas primero en la tabla.

Hoy te digo que, aunque quisiera conquistar otros territorios y conocer soles lejanos, ese refrigerador vacío, también es relativo ante tus rasgados ojos que, si pudiera, me comería.

Te digo que cualquier gota salada pierde sentido con tu sabor. Porque nada es más rico que tu nariz arrugada, tus patillas Elvis y tus polos v. Porque puede irse la luz aquí pero cuando llegas, traes velas para mí.

Ahora, si me preguntas quién es Belleza para mí, diría que Belleza eres tú, Belleza soy yo cuando estoy contigo. No solo lo digo porque me muero por ti, sino porque tu Soledad Rodríguez y la mía son amigas y aunque ella vuelva a visitarme los fines de semana y regresen de vez en cuando las gotas saladas del invierno, al final siempre funges de paraguas.

Y como la vida, además de ser relativa, también es fácticamente pragmática, no sé cuánto tiempo más te quedes aquí, si es que te quedas. Lo único que sé es que si te vas o yo me voy, y nos vamos, te podría regalar, un par de días antes, un pañuelo de vainilla, para que tu Soledad no se olvide de la mía.

Miabrazodeluna.




martes, 19 de febrero de 2013

Verano Porteño

Es inútil el lapislázuli de tu boca,
que hoy se hace inmune ante la lluvia.


Cambiaría mil besos de verano
por una sola mirada en silencio,
osada, malcriada,
intermitente, impertinente.


Ofrendaría luces de metal,
repartiría esquirlas de cristal,
y hasta pestañas bifocales
que se entrelacen en la maleza.

Me corro.

Muéstrate, voz de nube,
porque de a pocos se va el alba 
de esta triste taquicardia.



Agua de tango, para los locos.