domingo, 13 de febrero de 2011

NILA. Elefantes a la vista

Sole me habló el otro día de los elefantes; bueno,sobre SUS elefantes.
No es que coleccione animales con nariz alargada...
Los elefantes, me explicaba ella, son como cargas que te fastidian,
raras, como todo en esta vida.
Cosas que no sirven para nada bueno pero que no se pueden evitar,
porque no se pueden sacar de la mochila de winnie pooh que llevas a diario,
porque forman parte de tu historia,
de tu esencia,
de tu carga molecular.


Elefantes son todas esas cosas que te hinchan el cerebro,
son esos bichitos blancos que se comen las hojas de lo que puede ser algo grande.
Son el veneno de la inofensiva manzana de Blanca Nieves.
Los elefantes huelen a vinagre,
a naftalina,
a chocolate blanco con maracuyá
a humo de cigarro,
a Glacier.


" (...) Creo que la esposa de mi papá no me soporta.
Estoy segura de que le caigo mal.
No sé, siento que me mira feo.
Te mira feo? Seguro es por envidiosa.
Tú eres regia y ella es una obesa.
Te apuesto que quisiera vestirse como tú,
pero se mira al espejo y llora por lo chancha que es.
(risas) cállate oye! obvio que también debe ser por eso,
pero creo que es más por los celos.
No soporta el hecho de compartir a mi papá (...)
(...) Creo que ella es mi elefante".


Yo, a diferencia de ella, no tengo un elefante en particular.
Me atrevería a decir que tengo varios.
La diferencia es que los mios no tienen cara, cuerpo ni alma.
Mis elefantes son mentales,
tienen vida propia
y a veces dan miedo,
cuando se aparecen sin ser llamados
sobretodo cuando es de noche,
tomando en cuenta que ahora siempre es de noche.


Los elefantes se acercan, señores;
pisan todo lo que encuentran a su paso,
sobretodo las flores de luto,
las cuales aun no querían marchitarse.


Ellos vienen a paso rápido.
¡Cuidado! ¡Shh!
¡No hagan ruido si no quieren enojarlos!
¡No!


Demasiado tarde.
Llegaron.






Ahora todo más claro?


Misterio resuelto.

7 comentarios:

  1. Es cierto querida escritora, todos tenemos elefantes, todos tenemos esa "bendita" carga que llevamos, sea en una mochila o sea en un canguro.
    La cuestión es poder sobrellevarlos, darles buena cara y a veces hasta ignorarlos, porque los elefantes son, al fin y al cabo, necesarios, porque de alguna manera te dan una razón para vivir, te dan ese impulso que te dice: "Sigue adelante, no te rindas".
    Saludos. Vamos para adelante.

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  2. De acuerdo cronista novato. Todo tiene una razón de ser. Lo malo es que algunos elefantes, como los de Sole, tienen rostro definido. Esos son los más complicados...

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  3. ¿Rostro definido? Estas sugiriendo que hay personas que hacen que te compliques la vida? Entonces tienes que zafarte como sea. Pon primera y arranca. No te quede estancada. Quita a esa persona de tu vida, si es tu elefante no lo dejes entrar entonces.

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  4. Ya Sole leyó tu comentario. Afortunadamente, ya no deja que la esposa de su papá le afecte la existencia. Después de todo, todo tiene una razón de ser. Éxitos, y nunca dejes que esos elefantes perturben tu día a día. Parece que ese elefante no volverá a molestar nunca más.

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  5. Otra vez vuelvo a ver tu blog. Y me parece uno muy bueno. Lo que sí me extraña es que no escribas mucho. Quizá haya algo que te mantiene ocupada. Saludos. Y sigue escribiendo así de bien.

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  6. Los elefantes son parte de nuestra vida. Así como la alegría, los sueños, las sonrisas o las lágrimas. No hay que combatirlos. Sólo hay que disfrutarlos. Como se disfruta un orgasmo.
    En nuestra sociedad, la tristeza ha sido largamente demonizada. Dicen los cánones de nuestra cultura que debemos estar siempre alegres, en un estado de sobreexcitación permanente, cómo si nos hubieramos metido grandes dosis de éxtasis. ¿Pero acaso no hay mejor momento para hacer un ejercicio de introspección que cuándo estamos tristes?
    La tristeza o los elefantes pueden ser el inicio para comenzar a conocernos más profundamente. Disfrutémoslos.
    Me gustó tu texto. Sigue así soñando, volando, escribiendo.
    besos

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  7. Cronista novato, iván. La vida es eso: elefantes, sueños, alas. Es un placer compartir el vicio de la escritura con ustedes.

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