domingo, 18 de diciembre de 2011

Madrugada, oda.

Algún lugar, algún momento.


S: Alguna vez estuviste despierta toda la madrugada?
Alguien: Muchas veces.
S: ¿Y te detenías a ver cómo nacía el sol?
Alguien: Sí, pero tenía que esperar muchas horas para verlo y; sabes, siempre tenía un encuentro con la luna antes de que ella se vaya. Siempre he pensado que son como amantes. Un amor prohibido, fugaz.
S: Como los encuentros de madrugada. Prohibidos, secretos, olvidados.
Alguien: Sí. Madrugada guarda muchos secretos. Muchas camas, muchas soledades, muchas risas, miradas, ropas, autos, cigarros, música, mucha música.
S: En la madrugada yo duermo.
Alguien: Con Madrugada yo existo.
S: La extrañas?
Alguien: No tengo tiempo para esa palabra, pero todavía me encuentro con ella clandestinamente, lloro con ella, rio, fumo. Me inspira, me relaja, me habla. Siempre me espera despierta.
S: Cuéntame más.
Alguien: Es intensa, parece ser oscura pero es más luminosa que el día, a pesar del humo que la inunda.
S: Quisiera conocerla.
Alguien: Le dicen Lola, pero pareciera llamarse Gloria. Y no, no todos pueden conocerla. Algunos solo la ven pero no la conocen. Es un proceso muy complejo.
S: Mmm. Entonces quiero ser como ella cuando sea grande.
Alguien: Cómo te llamas, niña?
S: Soledad
Alguien: Bueno, "soledad", algo me dice que le caerás bien.

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